El lugar más feliz sobre la Tierra
NUEVE

Puedo escuchar el sonido que hace la heladera desde la cama, mientras miro el techo sin moverme. Tomo aire por la nariz y me levanto tratando de no hacer ruido. Una luz anaranjada, proveniente de un poste de la calle, entra por los costados de la ventana que no están cubiertos por la cortina.
Voy hacia la cocina y abro la heladera. El ruido que escuchaba antes se hace más fuerte. Me sirvo un vaso de agua fría y lo tomo dejando la puerta de la heladera abierta; la luz me ilumina las piernas.
En mi cabeza sigue la imagen del baño de la casa de Fernando. Cuando entré, la luz estaba prendida y la puerta abierta. Una chica la cerró atrás mío y me saludó. Sorprendido, no le pude contestar. Me quedé mirándola y noté que estaba borracha. La blusa se había corrido del hombro derecho y podía verle una parte del corpiño. Se me acercó y fingió un tropiezo, apoyando todo el cuerpo en mí. Se río y me acarició el pecho, lamiendome el cuello. Me sentó en el inodoro y me preguntó si quería un poco de coca. Estiró el brazo hacia el lavamanos y agarró un papel. Me lo acercó junto a un tubito de plástico negro. Hacía mucho tiempo que no tomaba cocaína, y la sensación del polvo entrando en la nariz me resultó extraña. Ella empezó a desabrocharme el pantalón.

Frente a la heladera, bajo la vista hacia mis calzoncillos. Encuentro una mancha de lápiz labial y me pregunto si Clara lo habrá notado. Agarro un trapo húmedo de la mesada y trato de limpiarlo.
Vuelvo a la cama y Clara se mueve. Me busca con los ojos cerrados con fuerza. Murmura algo que no entiendo y le beso el pelo.Ya no puedo escuchar el ruido de la heladera.
Esa noche dormimos abrazados.

23.8.06 // 3:09 a. m.


Textos escritos por Nicolás Guerrero entre el 7 de julio y el 22 de agosto a las 2:10 AM.